En el levante cuesta arriba entenderás que es peligroso subir corriendo la montaña para perseguir el objetivo, pero que también es irrisorio quedarse parado sin hacer nada. Buscar el equilibrio entre el movimiento y la no acción, sentir, relajarse, buscar la parte de tu cuerpo que te molesta, y desde allí averiguar cual es la acción y movimiento inconsciente que ocasiona la tensión, llevarla al máximo para hacer consciente lo inconsciente, respirar profundo y soltar.
Soltar, soltar mochilas de piedras pesadas aligera el peso de tu cuerpo, pone alas a tu alma, y desde la acción apaciguada, otras perspectivas nacen dentro de ti.
Amar siempre tendrá sus consecuencias, sentir siempre será el fluir de las emociones, respirar siempre será el conducto que une lo racional con lo emocional, mente y corazón, los une la garganta, donde el casi no respirar sea un gesto para no dejar que el corazón sienta, para que la mente centrifugue un sinfín de pensamientos. Respirar profundo, conectar corazón y mente, apacigua los pensamientos, y desde el sentir del corazón brotarán todas las emociones, para desde allí, fluir, permitirse sentir… Sentir sin miedo la tristeza, llorarla y avanzar; sentir la melancolía, aceptarla, llorarla y avanzar. Sentir con fuerza la alegría, dejarla brotar y disfrutar. Sentir sin miedo las perdidas, llorarlas, agradecer el tiempo vivido y continuar..
Sentir, conexión de mente y corazón, quizás sea la más ardua de las tareas, para quien sus mecanismos de defensa sea cortar las emociones en la garganta, pasarlas por el centrifugado del cerebro, para racionalmente darle salida. Una explicación racional, un mejor entender, nunca dejan a un corazón brotar lo que lleva dentro. Sin el fluir de los sentidos, jamás abandonamos equipajes.
Abandonar equipajes pesados, y quedarnos con los aprendizajes , darle la vuelta a la tortilla y aprovechar las oportunidades.
Fuego y aire, relacionados con la acción, agua y tierra con la no acción, con la discreción. El fuego es ostentoso se ve en la distancia, nunca pasa desapercibido ante la mirada. El aire se siente, si bien más discreto que el fuego es un símbolo de acción. Agua y tierra, el agua es silenciosa, va corriendo sus andares, pero no se ve desde la distancia. La tierra, la no acción total, se nutre del sol, del agua, del aire. Recibe sus semillas, y da su fruto, pero es la menos activa de todas.
Agua y aire, la parte de arriba de nuestro cuerpo, donde la boca del estomago los separa de fuego y tierra, la parte de abajo de nuestro cuerpo.
Cuando la acción y la no acción, la lucha entre el no hacer y el hacer está en discordancia, pequeñas molestias tendrás en esta zona.
El cuerpo, al fin y al cabo es un mapa de nuestras inquietudes, luchas y discordancias, el aprender a identificar las señales, nos lleva por un camino lleno de aprendizaje.