lunes, 24 de marzo de 2014

La otra cara de la moneda


Cuando el pensamiento positivo choca con la realidad, tal vez la única actitud que brota de ti es la de plegarte sobre ti misma, y desde otra perspectiva diferente te sientas a observar. Parar y observar, a veces es tan necesario como el movimiento mismo... Antes de continuar... reflexionar, inspirar, inhalar ... elevarte por sobre de ti misma, mudar la piel y ... dejarte llevar... 

Quizás, sólo quizás,un acto tan banal haga surgir otra conciencia en ti...

viernes, 21 de marzo de 2014

Soy tu medio limón


Si tuviésemos una gran empresa, y estuviésemos buscando un gerente, seguramente realizaríamos muchas entrevistas antes de seleccionar  a la persona más adecuada para ocupar dicho lugar de trabajo. Entonces ¿ Por que no hacemos lo mismo para seleccionar a la persona que elegimos para que nos acompañe en nuestro camino? En vez de eso quizás estamos demasiado preocupados en demostrar lo maravillosos que somos, y la otra persona ¿es tan maravillosa como nos vende? ¿cuantas incongruencias hay en él/ella? ¿lo que dice coincide con lo que hace? 

Si fuésemos un producto que hay que vender y tuviésemos que organizar una campaña de marketing, ¿a que target de público iríamos dirigidos?

¿Por que percibo que asusta más la soledad, que la soledad en compañía? 

¿ponemos por delante los sentimientos antes que el peso de la respuesta racional de si esa persona tienes valores parecidos a los nuestros, si tiene esas cualidades que hemos colocado en la lista de innegociables que debe de tener? ¿ que aportamos nosotros de lo que pedimos?

¿Y que tal somos nosotros? ¿Que cualidades de las que buscamos en el otro, contamos nosotros? ... ¿estamos buscamos en el otro lo que nosotros carecemos? ¿Hemos hecho el trabajo de introspección necesario para saber quienes somos?

¿Como nos gustan que nos amen?

...  


domingo, 2 de marzo de 2014

Pollença, 2 de Marzo.


El sol brilla con todo su esplendor, las terrazas llenas de curiosos turistas y gente local. Una pareja de alemanes me piden si pueden compartir mesa conmigo, entre gestos nos entendemos y les invito a sentarse. Ella saca un cuaderno, algo parecido a un diario, con tapas de piel, y se pone a escribir , quizás para que nunca pueda olvidar su viaje. El cierra los ojos , y esta a punto de dormir. Me encanta cuando los espacios personales se respetan, y estando con la persona que has elegido que te acompañe en tu camino, los silencios se transforman en comunicación, donde ambos dejan fluir su imaginación.

En unas cuantas mesas más lejanas, dos amigas están sentadas, deben rondar los 60 años de edad, pero su imagen demuestra una vida plena, ambas llevan el pelo gris, una con coleta, la otra pelo corto y con mechas cobrizas, gafas de sol puestas. El negro forma parte de su vestuario, combinado con complementos que demuestran el buen gusto y elegante exquisitez.

La de mechas lleva una americana verde manzana, y un colgante plateado con una enorme cruz con piedras cuadras verdes. La de la coleta unas pinzas de leopardo. Ambas hablan tranquilamente, una está tomando una copa de cava, la otra parece que un cocktail con zumo de naranja natural. Sin demasiado entusiasmo pero con risas quizás compartan las travesuras de la semana. 

En mi mesa seguimos los 3 entre sorbo y sorbo de café con leche, pienso que mi pareja compañera de mesa seguramente hablen ingles, y que podría aprovechar y ponerme a hablar, pero el silencio es tan hermoso que no quiero romper la perfecta sincronización de este momento. El ha sacado un e-book y se pone a leer, ella aprovecha su diario ahora para dibujar. 

A la derecha esta el mercado, los comerciantes aprovechan para vender sus frutas y verduras. Justo en frente, se alza una montaña verde, preciosa, y con el fondo del cielo azul claro y nubes blancas, parece majestuosa. 

Mi compañera de mi mesa se levanta, me imagino que tiene esa inquietud de un viajante, no puede desaprovechar mucho tiempo para quedarse sentada , le da un beso a él y se pierde entre la multitud de la gente. El sigue aquí delante de mi, leyendo plácidamente, levantando de vez en cuando la vista, para volverla a posar sobre su e-book.

Al cabo de un rato, me levanto para irme, recojo mis cosas, y me despido de él, se despide de mi con una sonrisa,  mientras camino pienso, en que este instante nunca se volverá a repetir,  puedo volver a la plaza de pollença, pero mis compañeros de mesa nunca serán los mismos, o ni siquiera nunca vuelva a tenerlos y las amigas de la mesa más lejana lo más probable es que no nos volvamos a ver, pero eso fue precisamente la magia de mi Domingo por la mañana.