domingo, 12 de abril de 2015

La vida es demasiado corta para conformase, y demasiado preciosa para desperdiciarla.



Los matices de aquellas palabras que pretendían convertirse en algo interesante, las pequeñas migas de pan que lanzaba al andar, los silencios, la presencia, la ausencia; el misterio que no deja ver la realidad, aquellas hipotéticas afirmaciones que salían de la nada, aquellos batidos de palabras: zumo de limón, pomelo y naranja, mezclado con cuatro terroncitos de azúcar; me recordaban demasiado a ti.... A ti, no por que se pareciera, si no por lo que sin premeditación me enseñaste.

Esta vez, no cambié 2 neuronas por un poco de tinte rubio, si no que calcé mis mejores tacones, y haciendo sonar mis pasos ¡me alejé!...... mi estómago, sin probar, olió a acidez.

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